domingo, 21 de agosto de 2011

El muro y la escalera

-Mira, ¿ves ese muro de ahí enfrente? Yo lo construí, quedó perfecto. Fue hace mucho tiempo y aún no tiene ni una sola grieta.
-¡Hala! Buen cemento utilizaste y qué buenos ladrillos.
-¿Ladrillos? ¡No hijo! ¡Eso está hecho con piedra! ¡Piedra robusta de las de antes, grandes y fuertes!
-Vaya...y dime abuelo, ¿por qué lo construiste?
-Me apetecía.
-¡Qué guay! Ojalá yo pudiera hacer mi propia construcción. ¡Quiero hacer un castillo enorme! Pero no como tú, yo no lo pondría en lo alto de una escalera...¡eso no tiene sentido abuelo!
-Jaja. Ay chiquillo, no sabes cuánto me alegro de ver que no tiene ningún sentido para ti. A mí, sin embargo, me ayuda a mantener los pies sobre la tierra.
-¿Por qué?
-¿Por qué...? Porque me gusta mucho soñar.
-¡Toma, y a mí! ¿Acaso es malo?
-Claro que no, muchacho. ¿Soñar no es gratis?
-Sí.
-¿Y qué te tengo yo dicho de las cosas gratis?
-¡Que las atrape como pueda!
-¡Pues ya sabes!