La calle a oscuras, se fue la luz en todo el barrio.
El frío helando su dulce piel.
Sus ojos, empañados por la humedad, buscaban un alma a la que agarrarse.
Tenían sed de su compañía.
Y ella no estaba. Se fue, hace ya un tiempo.
Un abrazo más, sólo uno más...ya ni un beso pedía...sólo verla, olerla, sentirla...mirar sus ojos esperanzadores, verdes como el fresco valle al amanecer...su sonrisa, faro de luz cegadora, contagiaba felicidad.
Voz estridentemente dulce, pura expresión de lo salvaje. Pelo negro, tizón ardiente. Enredado en ramas de un rosal podado.
Vuelve.
Pero que preciosidad!!!!!!!!!!!!! ... me voy a llorar azúcar a un rincón de la habitación :P
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