Hacía mucho que no nos encontrábamos, y no sentía yo precisamente un especial anhelo de hacerlo. Pero qué le vamos a hacer, a veces estos momentos no se pueden evitar.
Sabes, no ha sido tan duro como esperaba. Puede que el haber hallado tu mirada un poco perdida y desamparada frente a la mía haya ayudado más de lo imaginado, y eso ha hecho que yo me sintiera más firme y segura que nunca y que, en mi boca, se mantuviera una sonrisa de oreja a oreja. Eso ha aportado el titubeo evidente en la mueca de tu rostro. Entonces ya, sí que me he tenido que reír, casi sin querer. Y no, no lo siento. Si agachas la cabeza cuando me ves pasar, creo que aún queda algo dentro de tu conciencia que no está del todo en paz. Pero tranquila, eh. Que ya algún día se nos olvidará.
O eso espero, sobre todo por ti. Porque vamos, si cada vez que me ves sonreír cuando te vea piensas que es porque aún me regocijo en cuánto te atormenta tu conciencia, siento decirte que no. No eres tan importante. Simplemente seré, como soy ahora, feliz; y me habrás pillado, como lo has hecho hoy, riéndome una vez más y como tantas veces hago, de la vida misma.
:)
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