Personas sin rostro, sed y agua de mar.
Ilusión y al final del pasillo, guillotina.
Palabras alrededor completamente mudas.
Miradas cómplices totalmente ciegas.
Corazones cosidos con viejos retales.
Cuerdas anudadas y quemadas por el Sol.
Barcos esperando cargamento para zarpar.
Alguien que nunca llega.
El viejo observando apoyado en su bastón.
Esto ya lo ha vivido.
Son historias normales.
Sí, y además en las historias normales el protagonista nunca deja de encontrar otra vez la ilusión...
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