miércoles, 13 de julio de 2011

Brisa que acaricias mi rostro
lleva hacia sus labios mis besos
tocados por el amor que exhala un suspiro
tras haber probado elixires siniestros.

Susúrrale que la amaba
que mis miradas eran siempre sinceras
y aunque su daño a mi alma hizo llorar
mi corazón siguió siendo un caballo salvaje
indomable como tú, aire
y tan fuerte que a mi cuerpo hizo continuar
caminando sin su sonrisa por grandes laderas
zigzagueando por duros senderos
repletos de soledad.

Buena luz me ilumina ahora que todo ha pasado
así que tranquila, brisa marina
que miedo ya no tengo,
sólo un último deseo antes de partir en tus brazos
éste que a ti te he confiado
díselo alto y claro
que no le quepa la menor duda
de que es por ella por quien hoy yo parto.

2 comentarios: