viernes, 26 de marzo de 2010

A su paso

Vuelve a jugar con las manecillas del reloj
moviendo a su antojo el tiempo,
marcando cada segundo a su ritmo,
como si de un juguete más se tratara.

Sonríe con él entre las manos
observando a su madre con sonrisa clara
ojos gigantes y boca mellada
mirada brillante color esperanza.

Juega ahora a tu antojo, niña,
porque aunque no te des cuenta
es él quien juega contigo,
conmigo
a su libre albedrío nos lleva,
y nos deja
y nos deja huella,
y nos deja en tierra


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