lunes, 10 de enero de 2011

Ellas nos delatan

-¿Y qué pasa cuando notas que el corazón late más deprisa y tu pensamiento se ha puesto de acuerdo con él durante todo el día?
-¿De veras necesitas que conteste a eso...?
-Claro, si no, no preguntaría.
-Estás enamorada.
Silencio.
-Mierda...
-Sí, esa reacción lo confirma. Y por lo que veo, no es nada fácil. Pero tranquila, sé que no eres de contar tus chismes, aunque tu mirada y esa sonrisa estúpida te delate, seguirás negándolo ante cualquiera. Así que no preguntaré y, por supuesto, seré discreto.
-Gra...gracias...
-Ven, anda, léeme un cuento, hace años que nadie me lee uno.
-Cada noche me sorprendes más, a tus casi treinta años y pidiéndome estas cosas...aunque reconozco que yo también añoro que me lean cuentos...
-Pero tú lees continuamente.
-Es cierto, pero extraño la voz de...alguien contándomelos...cuentos que no suenen a cuentos...cuentos de verdad...en fin. ¿Cual quieres?
-¿Cual tienes?
-Para ti, el que quieras.
-Sabes, ¿el de Los Siete Cuervos...?
-¿De los hermanos Grimm?
-Sí, ese.
-Vamos a ello.
Y el muchacho se acostó y se quedó durmiendo con carica de niño pequeño mientras ella susurraba el cuento con el que tantas veces él se había dormido de chico.
'Tú también estás poniendo cara con sonrisa estúpida' pensó la chica observándolo una vez que estaba más que dormido.
Entonces, cayó en la cuenta de que, cuando nos enamoramos, volvemos a ser como niños pequeños. Vulnerables, felices, risueños e ignorantes con el mundo que nos rodea. Sonrió, apagó la luz y se fue a su cuarto a escribir.

1 comentario: