lunes, 10 de enero de 2011

The 13th Warrior

Estas vacaciones, además de estar con la familia, amigos, comprando, comprando, comprando, estudiando, comprando y leyendo, sorprendentemente también he sacado tiempo para ver alguna que otra película. 
Una de ellas fue 'El Guerrero Número 13', protagonizada por Antonio Banderas y dirigida por Jhon McTiernan, basada en la novela Devoradores de Cadáveres, de Michael Crichton.

Aquí os dejo la sinopsis (sacada de wikipedia, sí, lo sé, no me he molestado mucho, pero es que no es de eso de lo que quiero hablar precisamente):


       [[Es una película de aventuras que narra la historia de Ahmed Ibn Fahdlan Ibn Al Abbas Ibn Rashid Ibn Hamad, un emisario árabe expulsado de su tierra tras un lío amoroso con la mujer de un importante hombre del califato. Como castigo es enviado como embajador del califa ante los pueblos del norte, presumiblemente vikingos. En el trayecto se encuentra con una fiesta vikinga y en el transcurso de la fiesta un grupo de vikingos solicita ayuda al líder tribal, ya que su pueblo ha sido atacado por una tribu de hombres bestia conocidos como los wendols. La hechicera tribal consulta las runas y determina que han de acudir 13 guerreros a rescatar al pueblo, y que el guerrero número 13 debe ser extranjero, de modo que Ahmed Ibn Fahdlan se ve envuelto en la historia sin siquiera conocer la lengua vikinga. Liderados por Buliwyf (Vladimir Kulich), la compañía se encamina al norte para liberar a un atemorizado pueblo vikingo. Rodeado de enemigos feroces y temibles, Ibn Fahdlan tendrá que superar sus miedos más profundos y participar en la lucha contra estos esquivos invasores, que surgen de lo más denso de la niebla en medio de la oscuridad de la noche.]]

Dicho esto, voy a lo que realmente quería deciros, y es que se me pasó el pensamiento por la cabeza mientras la veía: curioso que sea un malagueño, andaluz, español de pura cepa quien encarne el personaje de un árabe, qué irónico, ¿no? 
Ya me gustaría a mi saber cuántos 'españoles de pies a cabeza' de esos de los de 'como Dios manda' han visto esta película, cuántos la han quitado a mitad y a cuántos se les han revuelto las tripas teniendo que ir corriendo al wc soltando por la boca todas las palabras malsonantes habidas y por haber.

Ellas nos delatan

-¿Y qué pasa cuando notas que el corazón late más deprisa y tu pensamiento se ha puesto de acuerdo con él durante todo el día?
-¿De veras necesitas que conteste a eso...?
-Claro, si no, no preguntaría.
-Estás enamorada.
Silencio.
-Mierda...
-Sí, esa reacción lo confirma. Y por lo que veo, no es nada fácil. Pero tranquila, sé que no eres de contar tus chismes, aunque tu mirada y esa sonrisa estúpida te delate, seguirás negándolo ante cualquiera. Así que no preguntaré y, por supuesto, seré discreto.
-Gra...gracias...
-Ven, anda, léeme un cuento, hace años que nadie me lee uno.
-Cada noche me sorprendes más, a tus casi treinta años y pidiéndome estas cosas...aunque reconozco que yo también añoro que me lean cuentos...
-Pero tú lees continuamente.
-Es cierto, pero extraño la voz de...alguien contándomelos...cuentos que no suenen a cuentos...cuentos de verdad...en fin. ¿Cual quieres?
-¿Cual tienes?
-Para ti, el que quieras.
-Sabes, ¿el de Los Siete Cuervos...?
-¿De los hermanos Grimm?
-Sí, ese.
-Vamos a ello.
Y el muchacho se acostó y se quedó durmiendo con carica de niño pequeño mientras ella susurraba el cuento con el que tantas veces él se había dormido de chico.
'Tú también estás poniendo cara con sonrisa estúpida' pensó la chica observándolo una vez que estaba más que dormido.
Entonces, cayó en la cuenta de que, cuando nos enamoramos, volvemos a ser como niños pequeños. Vulnerables, felices, risueños e ignorantes con el mundo que nos rodea. Sonrió, apagó la luz y se fue a su cuarto a escribir.

sábado, 8 de enero de 2011

Ángeles.

Hoy he recordado que hace un par de noches soñé contigo.
¿Hace cuánto que no nos vemos? ¿Seis? ¿Siete años?
Miento. Hace un par de noches. Sé que te vi. Me hablaste en sueños. Aunque no sé si seguías viva.
Me diste tus golpecitos en la espalda, como de costumbre, aunque te costó llegar un poco más que la última vez. Has menguado, o yo he crecido. Quizá ambas circunstancias han coincidido en un mismo punto.
Me comentaste que seguías en Castilla, junto a tu hermana, aunque después de haber ocurrido eso, todo cambió y no sabías muy bien dónde ubicarte. Y seguiste a tu corazón. Por eso volviste al pueblo, y regresaste de visita donde nos conocimos, en aquel tiempo en el que las dos, para hablar, mirábamos de frente y ninguna tenía que ponerse de puntillas. Miento de nuevo, yo sí tenía que hacerlo, aunque no tardé mucho en pillarte. Aunque sé que realmente, nunca te alcanzaré, por mucho que te supere. Y sabes a qué me refiero, no frunzas el ceño.
Fue efímero, el sueño, digo. El tiempo vivido no. Aunque me gustaría que hubiera terminado de otra manera. Mas ya sabemos, las dos, que esto nunca acaba. Sigo teniendo muchas cosas que me diste y compartiste conmigo. Y lo mejor de todo, me enseñaste y mostraste cosas tan simples y tan cotidianas, que es imposible borrar incluso con el paso del tiempo. ¡Ni con libros siquiera!
Siempre recordaré esas palabras que más de una vez me dijiste. No, no voy a ponerlas aquí, tranquila. Seguiré guardando el secreto, nuestro secreto.
Estés donde estés, nunca pierdas ni la vitalidad ni la sonrisa. No te reconocería sin ellas y me perdería.
A ti, gracias.
P.S: Párvulos, 5 años y alfiler en el suelo: Que Santa Lucía te conserve la vista. - La vista no sé, pero la memoria para algunas cosas...

jueves, 6 de enero de 2011

Palabras en boca de Lord Henry

'La vida no la gobiernan ni la voluntad ni la intención. La vida es una cuestión de nervios, de fibras, y de células lentamente elaboradas en las que se esconde el pensamiento y donde la pasión tiene sus sueños. Quizá te imagines que estás a salvo y te crees fuerte. Pero un matiz casual en una habitación o en el cielo de la mañana, o un perfume particular que una vez te gustó y que te trae sutiles recuerdos, un verso de un poema olvidado con el que de nuevo tropiezas, una cadencia de una obra musical que hayas dejado de tocar..., te digo, Dorian, que es de cosas como esas de las que dependen nuestras vidas.' (O.Wilde. - 'El Retrato de Dorian Gray')