miércoles, 22 de septiembre de 2010

Ellas creen saberlo



Saco las cartas, el azar entra en juego.


Dos comodines vestidos de juglares asoman sus cabezas. El primero, más nervioso y juguetón, se muestra invertido, cabeza abajo. El segundo, con cara risueña y mirada cariñosa aparece, observando al primero con admiración, con los pies en el suelo.

A continuación aparecen las copas, el ocho y el diez, saltando, llenas de ilusión por ver mundo, acercándose alegremente a estos dos juglares y posándose en sus manos.

En seguida aparece el as de espadas, ocultándose por su propia funda, sin dejar ver el verdadero brillo de la espada que protege. Sabe que despierta un cierto interés y elegancia en aquellos que lo observan, y más si añadimos que viene seguido de un precioso ocho de oros, brillante, numeroso y lleno de riquezas.

Los juglares alzan sus copas brindando por sus compañeras de mesa.

Me miran y dicen que será lo que yo quiera que sea, pero bien sabemos que esto es cosa de dos. Brindar sola no es tan divertido ni encantador. O si no, que le pregunten a estos amables juglares.

Entonces, ¿qué dices?
¿Juegas?

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